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El sueño prohibido boliviano

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Bolivia es actualmente un país sin costas marítimas, un Estado mediterráneo en el continente americano. Es desde fines del siglo XIX que padece esta situación de ahogo, al estar rodeado por los territorios de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú. Específicamente, fue la llamada guerra del “Salitre”-que tuvo lugar entre 1879 y 1883- el hecho responsable de la pérdida de salida al mar.

Por aquellos años, el desierto de Atacama se había vuelto muy importante desde el punto de vista económico. Se habían realizado grandes descubrimientos de guano y salitre- importantes recursos destinados a la fertilización de campos agrícolas- ambos con  altos precios en el mercado internacional, lo cual inauguró una rivalidad profunda entre Chile, Perú y Bolivia. Los tres países veían en el desierto una gran fuente de ingresos en un contexto de gran presión financiera como lo fue durante la década de 1870.

Los intereses de los capitales ingleses también desembarcaron en la región, y muchos historiadores concuerdan en asignarles gran importancia al momento de analizar las causas que llevaron a la guerra.

En 1879 Chile declaró la guerra a Bolivia, dando inicio a la guerra del Salitre o “Segunda guerra del pacífico” y poco tiempo después se vio obligado a declarar la guerra también a Perú: Chile alegaba en aquel momento, el descubrimiento de un tratado secreto defensivo entre ambos Estados que era amenazante a sus intereses nacionales.

Con la firma del Tratado de Paz de 1904, Bolivia perdía su litoral que pasaba a manos de Chile y éste último se comprometía a construir un ferrocarril entre las ciudades de Arica (Chile) y La Paz (Bolivia) y reconocer a perpetuidad el derecho de tránsito comercial boliviano por el territorio y puertos chilenos.

 

Idas y vueltas

 

Desde la circular de abril de 1910 en que el canciller de Bolivia Daniel Sánchez de Bustamante hiciera llegar a los representantes diplomáticos de Perú y Chile, el gobierno de El Quemado[1] ha mantenido su deseo de lograr una salida al mar. A partir de aquel momento, muchos han sido los encuentros y desencuentros que no han permitido llegar a buen puerto. En 1963, la demanda por acceso al mar llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas, restauradas en 1975 con el Acuerdo de Charaña (también conocido como Acta o Abrazo de Charaña) realizado entre los dictadores Hugo Banzer Suárez y Augusto Pinochet. En esa oportunidad se diseñó una propuesta que buscaba  solucionar el problema de mediterraneidad de boliviana: Chile cedería una franja de terreno a lo largo de su frontera septentrional con Perú para permitir el acceso de La Paz al océano Pacífico. Lamentablemente no pasaría mucho tiempo para que los acuerdos firmados se disolvieran y las relaciones entre ambos países se quebrarían otra vez en 1978-situación que se prolonga hasta la actualidad, sólo existen relaciones a nivel consular[2].

 

La estrategia

 

De acuerdo a Eduardo Paz Rada[3] a pesar de no tener relaciones diplomáticas oficiales a través de Embajadores, los gobiernos de Bolivia con Evo Morales y Chile con Michelle Bachelet primero y ahora con Sebastián Piñera, han alcanzado inéditos niveles de diálogo y acercamiento, a pesar de los profundos y controvertidos problemas históricos y geopolíticos que atraviesan los dos países desde hace mas de un siglo; sin embargo, los visos de solución a la mayor controversia entre los dos países son prácticamente nulos.

La actual estrategia boliviana apunta a multilateralizar la cuestión; en este sentido marcha su intensión de acudir tribunales internacionales para buscar una solución, como lo manifestó en la 41° Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) del año 2011. Esta maniobra se completa con la búsqueda de diálogo y negociación en el marco de dicha organización.

En las antípodas de la táctica de Evo Morales, tenemos la postura de Santiago, contraria a la sesión de soberanía de territorios chilenos a Bolivia y a favor de considerar al conflicto como una cuestión estrictamente bilateral. No obstante, Chile estaría dispuesto a concederle acceso a la costa a través de su territorio pero con ciertas restricciones sobre la soberanía[4].

 

El rol de Perú

 

Lima juega un papel muy importante en la cuestión: la pretensión boliviana implicaría un espacio soberano en la costa marítima entre su territorio y el territorio de Chile, ante lo cual no es de poca importancia la postura que tome el gobierno peruano. Perú podría significar un obstáculo insalvable para las aspiraciones del gobierno de La Paz.

La primera dificultad significativa se encuentra en el Tratado de Bogotá suscripto en 1929 entre Chile y Perú por el cual se definen los límites de ambos países y donde Chile se compromete a no ceder territorios que fueron peruanos a terceras potencias. De este modo, el tratado viene a conferirle a Perú una especie de veto ante una eventual transferencia de soberanía chilena a Bolivia de territorios que fueron peruanos.

Una segunda dificultad está dada porque la propia delimitación marítima con Chile sigue aún sin determinar de acuerdo a la tesis peruana. Lima demandó a Chile ante la Corte Internacional de Justicia en el año 2008, reclamando la soberanía de una zona marítima de aproximadamente 37.900 km² en el océano Pacífico.

Un último inconveniente se hace presente debido a que las localidades de Tacna (Perú) y Arica (Chile)-zona donde La Paz tiene puesta su mira- forman una misma unidad económica de desarrollo e integración que podría ser desmembrada por el anhelo de un corredor boliviano[5].

Pese a estas reticencias, en octubre de 2010 Bolivia y Perú pusieron fin a años de roces políticos, al ratificar un pacto firmado en 1992 conocido como “Boliviamar” que permitirá al país altiplánico tener acceso al Pacífico para sus exportaciones al establecer una zona franca[6].


Una posible demanda por Mar

 

El constitucionalista e investigador en temas marítimos Víctor Hugo Chávez fue el artífice que logró el viraje en la táctica que impulsa la administración de Evo Morales para lograr un acceso soberano al mar recurriendo a tribunales y organismos internacionales.

En virtud de la demanda de límites marítimos que Perú instauró contra Chile en 2008 ante la Corte Internacional de La Haya, la Cancillería boliviana solicitó el año pasado información a dicha institución, con el objetivo de dar a conocer sus consideraciones e intereses en torno a dicho diferendo. El eventual fallo de la Corte podría definir nuevos límites marítimos por lo cual el país se podría ver directamente afectado en sus posibilidades de acceder a un espacio con vía libre para la navegación.

Es importante mencionar que el llamado Proyecto “Chavez”-desarrollado por el arriba citado constitucionalista- que plantea demandar a Chile ante el Tribunal de La Haya para recuperar la salida al mar; encuentra un obstáculo no menor en la cláusula novena de las Disposiciones transitorias de la Constitución Política del Estado de 2009. Dicha cláusula indica que el Gobierno tiene hasta el 6 de diciembre de 2013, para demandar o renegociar tratados internacionales que sean contrarios a la Carta Magna; es decir que para La Paz esa fecha sería el límite para denunciar el Tratado de 1904. Por lo cual sería necesario antes de recurrir al Tribunal, negociar el tratado con Chile.

 

Configuraciones de fuerzas

 

A mediados de este año, Cochabamba será sede de la 42º reunión de la OEA. Allí Bolivia tendrá la oportunidad de plantear una vez más su demanda contra Chile. El Gobierno del altiplano se viene preparando en este sentido: prepara un informe “contundente” sobre la demanda marítima y un lobby para conseguir en la Asamblea respaldo a su posición.

Es natural que esta situación preocupe al gobierno de La Moneda. De repetirse lo ocurrido en 1979 en la 9º Asamblea de la OEA, el país quedaría contra la pared. En aquella oportunidad todos sus miembros-excepto Chile obviamente- consideraron que la demanda marítima era un tema de “interés hemisférico”, que requería una “solución equitativa” y respaldaron “un acceso soberano y útil” al mar para Bolivia.

Si sumamos el actual entendimiento ideológico que acerca mucho más a La Paz con los pesos pesados de la región, Santiago se vería en una situación de mayor aislamiento al que tuvo en aquella oportunidad; sensación no menor al contar con una historia llena de conflicto y tensiones con sus vecinos inmediatos, que aún persiste en la memoria colectiva y en la opinión pública de los pueblos.

 

Reflexiones

 

Bolivia y Chile serán por siempre vecinos naturales, ante esto, encontrar una solución satisfactoria es obviamente antes beneficiosa que costosa. Pero para poder alcanzar este acuerdo, ambos países necesitan dejar atrás los viejos modos de percibirse mutuamente, más propios del siglo XIX que de nuestro siglo, y comprenderse no como enemigos, sino como partes de un todo mayor que los necesita unidos.

Además, si ambas naciones se ven como protagonistas plenos de la región latinoamericana y toman conciencia de compartir intereses, cuentan con más posibilidades de solucionar el conflicto. En esta línea se dirige la estrategia que busca aprovechar la necesidad de Brasil de acceder al océano Pacífico como una herramienta para resolver la disputa. Este gigante necesita acceder a dicho océano por una ruta más corta que pase por Bolivia, paralelamente esta estrategia también satisface el interés de Chile por acceder al Océano Atlántico y da cuenta de la comunidad de intereses regionales.

Inevitablemente el conflicto no puede considerarse como un tema bilateral; en este sentido se expresa Loreto Correa[7] al señalar que “en rigor, si Chile firmase un nuevo tratado de límites con Bolivia, prácticamente se obligaría a firmar uno nuevo con Perú”, lo que volvería nuevamente complejo el tema, ya que las negociaciones y, por ende, la bilateralidad, se transformaría en un tema tripartito.

La solución que se tome debe ser pragmática, pero contemplando las aspiraciones de los pueblos en el largo plazo; y en esto es esencial que los gobiernos cuenten con buena voluntad.

 


NOTE:

[1] Nombre con el que es conocida la sede del Gobierno boliviano.


[2] Panorámica Social. “La forzada mediterraneidad de Bolivia”. Disponible en Internet: http://panoramicasocial.com/relaciones-internacionales/12-america/237-la-forzada-mediterraneidad-de-bolivia


[3] Sociólogo, académico de la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia.


[4] Ídem Panorámica Social.


[5] Ídem Panorámica Social.


[6] América economía. “Perú y Bolivia plantean una nueva relación con un pacto marítimo”. Disponible en Internet: http://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/peru-y-bolivia-plantean-una-nueva-relacion-con-un-pacto-maritimo


[7] Investigadora especializada en las relaciones chileno-bolivianas del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago.


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